El primer paso: cómo superar el miedo a empezar terapia
Si estás leyendo esto, quizá estés pensando en ir a terapia, pero algo te frena. No estás solo. Como psicóloga clínica, he visto cómo muchas personas llegan a su primera sesión sintiendo nervios, dudas y hasta vergüenza. Esto es completamente normal. Reconocer que necesitamos ayuda y abrirnos ante un desconocido requiere valentía, pero también puede ser el inicio de un cambio significativo.
¿Por qué nos cuesta tanto dar el paso?
El miedo a lo desconocido es poderoso. He trabajado con pacientes que me decían cosas como: "¿Y si no puedo expresar lo que siento?", "¿Y si el terapeuta me juzga?" o "Tengo miedo de remover cosas del pasado". Estas inquietudes son válidas. A menudo, la terapia implica enfrentarse a pensamientos y emociones que hemos evitado, pero también es un espacio seguro para entenderlas y trabajarlas.
Recuerdo a Marta*, una joven de 30 años que llegó a terapia después de varios meses de indecisión. Su principal preocupación era "sentirse rota" y no saber cómo reconstruirse. Marta temía que yo le confirmara que algo estaba "mal" en ella. Sin embargo, en el proceso, entendió que no estaba rota: simplemente estaba atravesando un momento complicado y necesitaba herramientas para gestionarlo. Poco a poco, con empatía y sin prisas, comenzamos a identificar sus emociones, a darle sentido a lo que sentía y a crear pequeños cambios.
También está el caso de Andrés*, un chico de 37 años que sentía que ir a terapia era una señal de debilidad. Él creció con la idea de que "uno debe resolver sus problemas solo". Pero Andrés descubrió algo importante: pedir ayuda no es fracasar, es tener la valentía de buscar un camino diferente. Después de unas semanas, empezó a sentirse aliviado al verbalizar lo que llevaba tanto tiempo callado.
Lo que Marta, Andrés y otros tantos pacientes comparten es esto: todos dudaron al principio, pero confiar en el proceso les permitió crecer, sanar y sentirse más dueños de sus vidas.
Dar el primer paso
Entiendo que la terapia puede dar miedo. Pero si has sentido tristeza, ansiedad o confusión durante un tiempo prolongado, si tus problemas parecen no tener salida o si sientes que cargas demasiado, hablar con un profesional puede ser liberador. La terapia no te cambia de un día para otro, pero te da claridad y estrategias para enfrentarte a los desafíos.
*Los nombres utilizados son ficticios para preservar la confidencialidad